Esta nota va a ser un poco distinta a la rutina que tenemos establecida en ATT, -bah, que tenemos, mejor dicho, que tengo-. Ya me conocen, soy Emiliano .C. Hoy hay adelanto de test, pero no es cualquiera, estamos de cumpleaños. Y créanme, lo estamos festejando a lo grande.

Verán, ATT es un medio muy jovencito, como siempre adoro decir, si fuese un ser humano, a su edad todavía no sabría controlar sus esfínteres, ni -mucho menos- caminar. Tiene solamente un año. Recuerdo todavía tardes leyendo posts en ciertos blogs donde preguntaban “¿Cómo ser un tester?”
De todas formas, hace un año de este más aún complicado mundo en el que vivimos hoy, ATT tuvo su primera experiencia formal de test, con aquel Hyundai HB20 1.6 Unique que nos prestó muy gentilmente la gente de Fidocar, con la cual, hasta el día de hoy tenemos una estrecha relación.
Que fin de semana aquel, sin desmerecer al HB20 (que además, es un buen producto y las ventas lo demuestran) yo sentía que me estaba llevando un auto que era mucho más que un segmento B convencional, para mi era tan especial como un auto de homologación de rally, o un one-off de Ferrari.

Me sentía eternamente privilegiado de poder tener un auto nuevo en mi poder (aunque fuesen unos días), disfrutarlo, sin pagarlo (claro Uruguay se tomó el tiempo de subir la nafta para hacer esto más complicado), con la excusa de que tenía que trabajar (que no es excusa, porque no soy tan vago) Pero incluso con todo esto, hay siete mil millones de Hyundai HB20 desperdigados por toda sudamérica.
Lo que más me eclipsa de toda esta situación, es que ATT siempre creció a un ritmo que ni yo pude sostener, porque no preví que esto iba a ser tanto, que la gente y las marcas iban a confiar tanto. Habla a las claras de esto de que, luego de un año, cuarenta autos de test y noches de laburo en call-centers para mantener la nafta de los tests, ATT es oficialmente mi trabajo, y es oficialmente el medio mediante el cual, este fin de semana, tengo guardado en mi cochera, algo que nunca, nunca pensé que iba a tener: Un auto de homologación de rally, un autentiquísimo hot-hatch tres puertas, de 261 cv, caja manual de seis relaciones y tracción integral.

Ya saben cual es mi postura frente a los autos, me encantan, por algo vivo de esto; pero mi pragmatismo a la hora de trabajar me llama a considerarlos como lo que son, bienes económicos que al fin y al cabo, se traducen en números y billetes, y me apasiona el movimiento mercantil que ellos suscitan.
En mi carrera, solamente me lleve DOS productos de la marca japonesa Toyota. Uno de ellos, la Toyota Corolla Cross (si querés leerla, be my guest). Encaja perfecto con mi visión de un electrodoméstico con ruedas, eficiente, al menos híbrida, segura, cómoda y hasta displicente en su rendimiento. Bueno, el de ahora, no.

Pasó por el garage de ATT, el -aclamado mundialmente- Toyota GR Yaris, que sin dudas será un futuro clásico, una oveja negra -literal- que literalmente va en contra del rebaño de SUVs, EVs, SUVEVs y señales de un futuro donde el auto seguirá estandarizándose como un lavarropas o una tostadora. Me encantan ambas ideas, pero hay algo que es cierto, solamente uno de estos productos, logra moverte el corazón, hacerlo latir más fuerte y hacerte sentir más vivo, y es el GR. En una semana publicamos la nota completa.

Antes de finalizar, quería agradecerle especialmente a todos los que leen diaramente ATT, porque es obvio que son la base mediante la cual esto se construye, y sin uds, nada sería posible. También se merecen su mención, todas y cada una de las marcas con las que ATT colaboró. Como dijo Billie Eilish en una entrevista “Every job is a job”, pero sin dudas, fines de semana como estos, hacen que esto sea un laburo distinto, no mejor, sino distinto.